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viernes, 16 de abril de 2010

BEATO BERNARDO DE HOYOS, APÓSTOL DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN LAS ESPAÑAS

 Beato Bernardo Francisco de Hoyos, S.I., Apóstol del Sagrado Corazón de Jesús en las Españas

Bernardo Francisco de Hoyos (1711-1735) nació en Torrelobatón (Valladolid) Está considerado como el principal apóstol de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en España y, a pesar de sus pocos años de vida, puede considerarse un místico extraordinario. No escribió grandes obras, pues Bernardo de Hoyos falleció a los 24 años, pocos meses después de su ordenación sacerdotal. Solamente instrucciones y documentos espirituales, algunos sermones, apuntes, y varios centenares de cartas, posiblemente más de doscientas a su director espiritual Juan de Loyola.

Al fallecer Bernardo de Hoyos en 1735, Juan de Loyola escribió un manuscrito titulado 'Vida del V. y angelical joven P. Bernardo Francisco de Hoyos de la Compañía de Jesús' en el que relata la vida de Bernardo. Comienza por su nacimiento y primeros años en Torrelobatón (Valladolid), luego la vida de estudiante en Villagarcía de Campos y en Medina del Campo, la de estudiante de Teología en Valladolid, su ordenación sacerdotal, y su fallecimiento pocos meses después.

Durante toda la vida de Bernardo de Hoyos reinaba en España y en la América española el rey Felipe V, de la familia Borbón, que era nieto del Rey de Francia Luis XIV.

En Francia, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús se había extendido mucho con los escritos de Santa Margarita María de Alacoque, y su confesor, San Claudio de la Colombière. Estando Santa Margarita María de Alacoque delante del Santísimo Sacramento expuesto, se muestra radiante Nuestro Señor Jesucristo, le descubre su Divino Corazón, y le dice:

San Claudio de la Colombière y Santa Margarita María propagaron la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en Francia

"He aquí este Corazón que tanto ha amado a los hombres, que nada ha perdonado hasta agotarse y consumirse para demostrarles su amor, y que no recibe en reconocimiento de la mayor parte sino ingratitud, ya por sus irreverencias y sacrilegios, ya por la frialdad y desprecio con que me tratan en este Sacramento de amor. Pero lo que me es aun mucho mas sensible es que son corazones que me están consagrados los que así me tratan. Por eso te pido que se dedique el primer viernes de mes, después de la octava del Santísimo Sacramento, una fiesta particular para honrar mi Corazón, comulgando ese día, y reparando su honor con un acto público de desagravio, a fin de expiar las injurias que ha recibido durante el tiempo que he estado expuesto en los altares. Te prometo además que mi Corazón se dilatará para derramar con abundancia las influencias de su divino amor sobre los que den este honor y los que procuren le sea tributado ".

"¿Cómo puedo cumplir estos encargos?"

"Dirígete a mi siervo (el P. La Colombière) y dile de mi parte que haga cuanto pueda para establecer esta devoción y complacer así a mi Corazón divino; que no se desanime a causa de las dificultades que se le presenten, y que no le han de faltar; pero debe saber que es omnipotente aquel que desconfía enteramente de si mismo para confiar únicamente en Mí".

Sobre la importancia de la consagración al Sagrado Corazón de Jesús, escribe Santa Margarita María de Alacoque:

" ... cuando nos hemos consagrado y dedicado por completo a este Corazón adorable, para honrarle y amarle con todos nuestros medios, abandonándose del todo a El, El se cuida de nosotros y nos hace arribar al puerto de salvación, a pesar de las borrascas ".

El Señor Jesús pedía al Rey de Francia Luis XIV, la consagración a su Sagrado Corazón, petición que el Señor hizo por medio de Santa Margarita María de Alacoque:

"Haz saber al hijo mayor de mi Sagrado Corazón, que así como se obtuvo su nacimiento temporal por la devoción a los méritos de mi Sagrada Infancia, así alcanzará su nacimiento a la gracia y a la gloria eterna, por la consagración que haga de su persona a mi Corazón adorable, que quiere alcanzar victoria sobre el suyo, por su medio sobre los de los grandes de la tierra. Quiere reinar en su palacio, y estar pintado en sus estandartes y grabado en sus armas para que queden triunfantes de todos sus enemigos, abatiendo a sus pies a esas cabezas orgullosas y soberbias, a fin de que quede victorioso de todos los enemigos de la Iglesia".

En una carta a la Madre Saumaise decía Santa Margarita María de Alacoque: 

"El Padre eterno, queriendo reparar las amarguras y angustias que el adorable Corazón de su Divino Hijo sintió en las casas de los príncipes de la tierra, en medio de las humillaciones y ultrajes de su Pasión, quiere establecer su imperio en la corte de nuestro gran monarca, de quien desea servirse para la ejecución de este designio ...".

El Rey de Francia Luis XIV no hizo esta consagración, aunque años después un descendiente suyo, Luis XVI, estando ya en prisión, hizo un Voto por el que consagraba al Divino Corazón su persona, su familia y todo su pueblo.

Luis XVI de Francia, estando en prisión, cumplió la directriz de consagrar Francia al Sagrado Corazón

En España, el rey Felipe V, también de la familia Borbón, y nieto del Rey de Francia Luis XIV, fue favorable a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. En una carta fechada el 10 de marzo de 1727, el rey de España Felipe V pedía al Papa Benedicto XIII "para todos mis Reinos y Dominios, Misa y Oficio propio" del Sagado Corazón de Jesús. El rey Felipe V firmaba esta carta "Don Felipe por la gracia de Dios, Rey de las Españas, de las dos Sicilias, de Jerusalen, etc, que sus Santos pies y manos besa". Entendemos la expresión "Rey de las Españas" referida a España, la América española y Filipinas.

Felipe V obtuvo del Papa que en las Españas se autorizara el Oficio del Sagrado Corazón de Jesús

A los 23 años le correspondía a Bernardo comenzar el cuarto curso de Teología, y aunque no tenía edad para ordenarse, sus superiores pidieron dispensa para que pudiese hacerlo durante ese curso, y así con esta dispensa pudo ordenarse de Diácono. Poco después se ordenó de Presbítero, y unos días después celebró la Primera Misa en el colegio de San Ignacio de Valladolid.

A los 24 años, pocos meses después de haber sido ordenado sacerdote, enfermó de tifus y falleció, habiendo recibido el Viático y la Santa Unción.

De esta etapa de su vida, recogemos un hecho importante. En 1733, cuando Bernardo tenía 21 años y era estudiante de Teología en el colegio de San Ambrosio de Valladolid, recibió una carta de su amigo Agustín Cadaveraz que era sacerdote y profesor de Gramática en Bilbao. A Agustín le habían pedido un sermón para la octava de Corpus, y recordaba Agustín que en Valladolid había leído un libro escrito en latín cuyo título era 'De cultu Sacratissimi Cordis Iesu', del P. José de Gallifet, sobre la devoción al Corazón de Jesús. Para preparar el sermón, Agustín le pedía a Bernardo que copiase determinados fragmentos de ese libro y que se los enviase. Bernardo tomó el libro de la biblioteca y lo llevó a su habitación para copiar los párrafos pedidos. Esto es lo que relata Bernardo:

"Yo que no había oído jamás tal cosa, empecé a leer el origen del culto del Corazón de nuestro amor Jesús, y sentí en mi espíritu un extraordinario movimiento fuerte, suave y nada arrebatado ni impetuoso, con el cual me fui luego al punto delante del Señor sacramentado a ofrecerme a su Corazón para cooperar cuanto pudiese a lo menos con oraciones a la extensión de su culto".

"No pude echar de mí este pensamiento hasta que, adorando la mañana siguiente al Señor en la Hostia consagrada, me dijo clara y distintamente que quería por mi medio extender el culto de su Corazón Sacrosanto, para comunicar a muchos sus dones por su Corazón adorado y reverenciado, y entendí que había sido disposición suya especial que mi Hermano el P. N. (P. Agustín de Cardaveraz) me hubiese hecho el encargo para arrojar con esa ocasión en mi corazón estas inteligencias. Yo, envuelto en confusión renové la oferta del día antes, aunque quedé algo turbado, viendo la improporción del instrumento y no ver medio para ello".

"Todo el día anduve en notables afectos al Corazón de Jesús, y ayer estando en oración, me hizo el Señor un favor muy semejante al que hizo a la primera fundadora de este culto, que fue una Hija de Nuestro Santo Director (San Francisco de Sales) la V. M. Margarita Alacoque, y lo trae el mismo autor en su vida al núm. 32. Mostróme su Corazón todo abrasado en amor, y condolido de lo poco que se le estima. Repitióme la elección que había hecho de este su indigno siervo para adelantar su culto, y sosegó aquel generillo de turbación que dije, dándome a entender que yo dejase obrar a su providencia, que ella me guiaría, que todo lo tratase con V. R. (el P. Juan de Loyola) que sería de singular agrado suyo, que esta Provincia de su Compañía tuviese el oficio y celebrase la fiesta de su Corazón, como se celebra en tan innumerables partes”.

“El Domingo pasado (dice) inmediato a la fiesta de nuestro San Miguel, después de comulgar, sentí a mi lado a este Santo Arcángel que me dijo cómo en el extender el culto del Corazón de Jesús por toda España, y más universalmente por toda la Iglesia, aunque llegará día en que suceda, ha de tener gravísimas dificultades, pero que se vencerán, que él, como príncipe de la Iglesia, asistirá a esta empresa; que en lo que el Señor quiere se extienda por nuestro medio, también ocurrirán dificultades, pero que experimentaremos su asistencia".

"Después de esto quedé un poco recogido, cuando por una admirable visión imaginaria, se me mostró aquel Divino Corazón de Jesús todo arrojando llamas de amor, de suerte que parecía un incendio de fuego abrasador de otra especie que este material".

"Agradecióme el aliento con que le ofrecí hasta la última gota de mi sangre en gloria de su Corazón, y para que yo experimentase cuán de su agrado es esta oferta, por lo mucho que se complacía en los deseos solos, que yo tenía de extender por el mundo, cerró y cubrió mi corazón miserable dentro del suyo, donde por visión intelectual admirable vi los tesoros y riquezas del Padre depositadas en aquel sagrario, el deseo y como ímpetu que padecía su corazón por comunicarlas a los hombres, el agrado en que aprecien aquel Corazón, conducto soberano de las aguas de la Vida, con otras inteligencias maravillosas en que por modo más especial entendí lo que San Miguel me había dicho. Pues las dulzuras, los gozos, suavidades y celestiales delicias que allí inundaron mi pobre corazón sumergido en aquel océano de fuego de amor, sólo el mismo Jesús lo sabe, que yo no".

"Desde este punto he andado absorto, y anegado en este Divino Corazón; al comer, al dormir, al hablar, al estudiar y en todas partes no parece palpa mi alma otra cosa que el Corazón de su amado, y cuando estoy delante del Señor Sacramentado, aquí es donde se desatan los raudales de sus deliciosísimos favores, y como este culto mira al Corazón Sacramentado, como a su objeto, aquí logra de lleno sus ansias amorosas”.

"Dióseme a entender que no se me daban a gustar las riquezas de este Corazón para mi sólo, sino para que por mi las gustasen otros. Pedí a toda la Santísima Trinidad la consecución de nuestros deseos, y pidiendo esta fiesta en especialidad para España, en que ni aun memoria parece hay de ella, me dijo Jesús: ‘Reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes’ ".

“Yo no salgo del Corazón Sagrado; allí me encontrará V. R. (Bernardo escribe al P. Juan de Loyola); quiere este Divino Dueño que yo sea discípulo del Corazón Sagrado de Jesús, y discípulo amado: así me lo ha dicho, como a su sierva la V. Margarita, fuente de esta devoción”.

Viendo su corazón tan inflamado en las llamas del Sagrado Corazón de Jesús, quiso encender el mismo fuego de amor divino en otros muchos corazones. Arrojóle en el de sus Directores, conocidos y espirituales amigos jesuitas con feliz suceso. No hubo uno sólo de muchos a quienes inspiró esta devoción y comunicó sus ardores, que no abrazase el culto del Sacrosanto Corazón de Jesús. Yo admiré (escribe el P. Juan de Loyola) como prodigio este sagrado ardor con que hombres doctos, prudentes, autorizados y de superiores talentos se dejaron mover de un niño a una devoción nueva y desconocida. Entre estos jesuitas hubo Provinciales, Rectores, Maestros, Predicadores, Misioneros, en fin los primeros hombres de nuestra Provincia de Castilla. Pero como el Sagrado Corazón respiraba sus llamas y ardores por la boca y pluma de nuestro joven, no podía resistir la prudencia y sabiduría humana. (libro 3 capítulo 1)

Luego que vio Bernardo también lograda y recibida su santa y nueva devoción, emprendió por medio de sus confidentes jesuitas inflamar toda España y el Nuevo Mundo en el mismo sagrado incendio de su devoción. Por sí mismo podía hacer muy poco, hallándose Hermano estudiante: no obstante inspiraba este amable culto a cuantas personas trataba. (libro 3 capítulo 1)

El mismo Corazón de Jesús se le mostraba y al mismo tiempo alentaba su espíritu, y le mandaba alentase en su nombre a los que empezaban a propagar su culto.

“Dí a tu P. N. (el P. Juan de Loyola) que prosiga (le dijo el Señor un día). Yo cumpliré mi promesa (ésta es la que hizo a la V. Margarita), de derramar los influjos de mi Corazón sobre los que le honrasen y procurasen que otros le honren, y me serán agradables sus trabajos” (Libro "Vida del V. y angelical joven P. Bernardo Francisco de Hoyos de la Compañía de Jesús", del P. Juan de Loyola, libro 3 capítulo 1).

El P. Bernardo de Hoyos falleció en 1735, a los 24 años de edad, solo algunos meses después de su ordenación sacerdotal. En sus pocos años de vida escribió varios centenares de cartas principalmente a su director espiritual el P. Juan de Loyola, así como escritos espirituales, apuntes y sermones.

En una carta del día 28 de Octubre de 1733, Bernardo de Hoyos decía: En la acción de gracias después de haber comulgado 

"pedí la extensión del Reino del mismo Corazón sagrado en España, y entendí que se me otorgaba. Y con el gozo dulcísimo que me causó esta noticia quedó el alma como sepultada en el Corazón divino, en aquel paso que llaman sepultura. Muchas y repetidas veces he sentido estos asaltos de amor en estos días, dilatándose tanto en deseos mi pobre corazón que piensa extender en el Nuevo Mundo el amor de su amado Corazón de Jesús, y todo el universo se le hace poco".

La principal fuente para conocer estos escritos de Bernardo es el libro "Vida del V. y angelical joven P. Bernardo Francisco de Hoyos de la Compañía de Jesús" escrito por Juan de Loyola. El P. Juan de Loyola escribió este libro en los cuatro años siguientes a la muerte de Bernardo de Hoyos. Para escribirlo tenía delante los apuntes y escritos de Bernardo, según dice el propio P. Loyola:

Todos estos papeles han estado a mi vista al tiempo de escribir esta Historia; y todos están hoy en este colegio de Nuestro S. P. Ignacio de Valladolid, noticia que puede satisfacer a cualquiera que dudase de algún hecho particular de lo que escribo”.

Retomamos la historia en otro punto. El rey Felipe V de España, de la familia Borbón, nieto del rey Luis XIV de Francia, favoreció mucho la difusión del culto al Sagrado Corazón de Jesús. No obstante, en tiempos del rey Carlos III, en el año 1767, los jesuitas fueron expulsados de España y sus bienes fueron confiscados, entre ellos los apuntes y escritos de Bernardo de Hoyos que estaban en el colegio de San Ignacio de Valladolid. Cuando los jesuitas regresaron a España, nunca se pudieron encontrar estos apuntes y escritos espirituales de Bernardo, pero conocemos muchos de ellos gracias al libro "Vida del V. y angelical joven P. Bernardo Francisco de Hoyos de la Compañía de Jesús" escrito por su director espiritual el P. Juan de Loyola S. J., quien antes de perderse los escritos de Bernardo, había copiado muchos de ellos en el libro.

1 comentario:

  1. Sobre lo relatado del Beato Padre Bernardo de Hoyos recomiendo leer el artículo de www.religionenlibertad del 6 de diciembre titulado "una medalla misteriosa" y Dios quiera que alguien supiera dónde conseguir esta medalla.

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Jorge Rondón Santos (Editor colaborador)